Aliste se ha convertido por méritos propios en una de las comarcas rurales de España donde más hombres y mujeres superan la barrera de los cien años, con unos pueblos donde en muchos casos el mayor núcleo poblacional está compuesto por octogenarios y nonagenarios nacidos entre 1920 y 1940, veinte años iniciados con la Gripe Española y finalizados con la Guerra Civil. Fueron aquellos malos tiempos para vivir y aún más para nacer y crecer pues la muerte acechaba cada instante con la miseria y el hambre de compañeras de viaje: muchos y poco que comer.

En un mítico y místico paraíso natural, la comarca de Aliste, situado entre la Sierra de la Culebra y el río Manzanas por Portugal, a la vera de cumbres y llanuras, de valles y frondosas riberas, la señora Pascuala Bermúdez Ratón se ha convertido en la persona más longeva de toda la historia conocida de “La Raya”. Nadie antes había llegado a los 109 años de edad. Una peculiar, larga e intensa historia y vida la suya con aconteceres en 39.785 días y 954.840 horas, repartidas en 3,315 meses, y 5.683 semanas. Una enciclopedia viva de sobre los avatares de Aliste pueblos y gentes.

Solo acudió a la escuela tres años y no conoció hasta los siete a su padre Miguel, que se fue a Cuba

Francisco Ríos de la Fuente (nacido en Las Torres de Aliste en 1890 y fallecido en Pobladura en 1997) es la única persona que superó los 107 años. Una edad a la que casi llegó Asunción Martín Trabazos nacida en Villarino tras la Sierra el 28 de agosto de 1907 y fallecida el 28 de febrero de 2014.

Esta emotiva historia, la de la “Superbuela de la provincia de Zamora”, se iniciaba a principios del siglo XIX cuando en la iglesia de San Pelayo Mártir de Trabazos se daban el sí quiero Miguel Bermúdez Pérez y Teresa Ratón Mártir llamados a ser sus padres.

Pascuala Bermúdez Ratón nació el día 28 de agosto de 1911 en la casa familiar de la calle “Los Carrizos”. El bautizo como era habitual en aquella época tenía lugar de inmediato, al domingo siguiente. Ello se hacía para “cristianizar” a los niños, –la mortandad infantil era muy elevada–, y caso de llegar la desgracia los padres querían tener a su hijo o hija con el bautismo.

Fue un bautizo muy particular pues la recién nacida Pascuala fue llevada a San Pelayo Mártir por su madrina y tía Paula, siendo su padrino su tío Rafael. Sola recibió el bautismo, sin ninguno de sus padres, pues en aquellos tiempos la madre no asistía a la misa y su padre estaba en el extranjero y no precisamente en Portugal, país vecino y a tiro de piedra.

Se casó con Pedro el 7 de agosto de 1944 y su luna de miel fue trabajar de sol a sol trillando

En aquel entonces se vivía ya la primera gran migración conocida en Aliste donde los cabezas de familia emigraban a América en busca de fortuna. Su padre Miguel emigró a Cuba cuando su madre Teresa estaba embarazada y progenitor e hija no se conocieron hasta 1918 cuando ella tenía ya siete años de edad. Un reencuentro muy corto pues de nuevo regresaría a la Isla del Caribe donde permaneció otros 14 años seguidos y no regreso hasta 1932 con Pascuala convertida ya en una joven de 21 años.

De su infancia y adolescencia queda el recuerdo del bullicio de la fragua de su abuelo “Juan el Herrero” y una corta etapa en la escuela de apenas tres años donde su maestro fue “el Tí Cañamón” al que apodaban “Pepe el Maestrón” que “Me enseñó a defenderme sumando, restando, multiplicando y dividiendo y a aprender el silabario. Casi no nos enseñaba nada, pero para mí fue suficiente”. Eran otros tiempos “donde desde la niñez teníamos que ayudar en casa y trabajar en el campo” y sentencia: “entonces en los pueblos no sabíamos de Universidad, nuestra Universidad ha sido la vida misma” orgullosa de que sus nietos hayan podido estudiar una carrera.

MUJER AFABLE, SE LA RECUERDA COMO GRAN BAILADORA DE LA JOTA Y EL CHARRO

Pedro Morán Bermúdez, natural de Trabazos como ella, se convirtió en su “amor para toda la vida” y una fecha permanece graba con letras de oro y a fuego en la memoria y el corazón de Pascuala, es el 7 de agosto de 1944. Día de acarreo y trilla en domingo. Su mejor luna de miel fue la de “estar juntos, trabajando de sol a sol”, ayudando a sus familias con las carrunas, las parvas de trigo.

La familia Bermúdez Bermúdez dio sus frutos con tres hijos (Teresa, Manuel y Miguel) que 76 años después le han dado cuatro nietos Teresa, Elena (su marido Fabri), Begoña y Juan Carlos). Más dos biznietos: Adrián y Hugo.

Dicen que la vida da sabiduría y experiencia y por eso sus palabras, sin lugar a dudas, son sentencias: para Pascuala “Lo primero es la salud”, algo que cada día de su vida a deseado a todos. Lo segundo “la honradez y llevarte bien con todos. Yo he sido así muy feliz en la vida. me ha salido bien”.

Con 109 años ha tenido tiempo para recordar sus anécdotas: “Cuando yo era muy pequeña me negué a besarle la mano al cura. El intento chantajearme diciéndome que si le besaba la mano me daba confites y aun así no se la besé y el condenado no me dio los confites”. En otra ocasión, mientras estaba sentada a la puerta pasó con el coche uno de los últimos curas que ha estado en Trabazos y paró para saludarla: “Puedes venir a mi casa a verme y a tomar o a comer algo siempre que usted quiera, pero para llevarme al cementerio ni se le ocurra venir por aquí”.

Se hace selfies con los netos y utiliza el móvil para hablar con una cuñada de Buenos Aires

Cuando fallece alguna persona del pueblo que ronda ya los noventa años, tras su tristeza, su dolor y su oración, la contestación de la “joven” Pascuala suele ser “bueno es que ya era muy mayor”.

Pedro Yebra, el histórico tamborilero de Trabazos, solía señalar que, Pascuala era muy buena bailadora y daba gusto verla bailar la jota y el charro. Su hijo Miguel Bermúdez es actualmente el presidente de Aulas de Música de Aliste y Tras Os Montes.

No es ajena a las nuevas tecnologías y gracias a ellas puede mantener y mantiene el contacto vía teléfono móvil con una cuñada que tiene en Buenos Aires.

Javier Faúndez , alcalde de Trabazos y amigo de la familia y de Pascuala le trasmitió personalmente la felicitación en nombre propio y de todos los vecinos: “Es un honor para todos nosotros tener de vecina a la señora Pascuala, una mujer que siempre se ha llevado bien con todos y nos ha ayudado cuando ha hecho falta. Es una persona ejemplar y le deseamos mucha salud y felicidad”.